Es increíble cuando llegas a la conclusión de que, despacio o deprisa, la vida da vueltas como un anillo sobre su perfil y decides que no te asusta la velocidad.
Es increíble cuando brindas con champagne sin celebrar nada en concreto y soplas velas rosas por el mero placer de pedir deseos.
Es increíble cuando los besos saben a fresas con nata y el tiempo se mide en instantáneas de 13x18.
Y de la noche a la mañana los pequeños detalles te han vuelto creyente de lo increíble y no puedes evitar repetir como un mantra: besos, velocidad, champagne...
I love it!!
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